Antonio Vivaldi, según un dibujo publicado en 1723. |
Así como es incierta la exacta fecha de su nacimiento -ya que algunos estudiosos de su vida señalan el año 1675, mientras otros autorizados investigadores creen que fue en 1680-, en lo que todos están de acuerdo es que, sin duda alguna, Antonio Vivaldi fue un auténtico precusor del romanticismo del siglo XIX, un genial pintor musical de su tiempo y un maestro ejemplar, ya que no solo Bach, atraído por el virtuosismo de su escritura, transcribió para el clave varios de sus conciertos, sino que también Beethoven lo tomó muchas veces como ejemplo.
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Casa donde se cree que habitó la familia de Vivaldi, en Venecia. Esta hermosa y típica ciudad dejó huellas imborrables en el artista. |
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Sus primeros años
Su padre, Giovanni Battista, era un excelente violinista de la capilla ducal de San Marcos e inició a su hijo Antonio en el estudio del violín, para lo cual demostró un extraordinario talento. Pocos años más tarde, Antonio ingresó como suplente en la orquesta donde actuaba su padre. Ningún maestro famoso de la época jamás dijo haber tenido como alumno al joven Antonio, quien todo lo aprendió de su padre, de su estudio personal, de sus investigaciones, aunque no hay que olvidar que contó con la guía, más espiritual que musical, del profesor Legrenzi.
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El Concierto... así se titula este famoso cuadro de Pietro Longhi que muestra una actividad musical que contaba con muchos adeptos en Venecia. |
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Il Prete Rosso (El Sacerdote Rojo)
Vivaldi inició la carrera eclesiástica el 21 de marzo de 1693 y fue ordenado sacerdote el 21 de marzo de 1703. Por el color rojizo de su cabellera fue llamado el "sacerdote rojo". Durante un año ofició misa, pero fue exonerado por haber abandonado el altar durante el oficio en tres oportunidades. Posteriormente, y en cartas dirigidas a un amigo, se supo el triste motivo: Vivaldi padecía de una enfermedad en el pecho, de características asmáticas, que le producía dolores agudos y lo dejaba prácticamente postrado, sin posibilidades de hablar.
Sacristía de la Iglesia de San Juan donde Vivaldi celebró misa durante casi un año. |
Eclesiásticos venecianos a los que pertenecía Vivaldi, según pintura de Pietro Longhi. |
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El Hospital de la Piedad
La Venecia en la que vivió Vivaldi era un gran centro musical; tal es así, que los cuatro Hospitales u orfanatos de la ciudad se convirtieron en conservatorios en los cuales se impartía enseñanza a alrededor de 50 o 60 niñas allí recluidas.
Vivaldi estuvo al frente de uno de esos orfanatos (el llamado "Hospital de la Piedad") durante gran parte de su carrera como compositor y eximio violinista. El hecho de tener una orquesta su disposición le dio las posibilidades de intentar nuevas formas dentro de las entonces clásicas estructuras musicales. Pero también esa orquesta fue, para él, motivo de interminables jornadas de trabajo y absoluta dedicación, ya que, según el contrato que había firmado con las autoridades del orfanato, debía escribir nada menos que un concierto por semana.
Precisamente, Vivaldi le dio al concierto una forma ágil y moderna con respecto a los anteriores compositores de este género, diferenciándose su estilo de la regularidad metódica de la escuela de Corelli. Supo amalgamar el sonido de las cuerdas y los vientos con unas hasta entonces desconocidas habilidad y madurez, a tal punto que (se reitera) no solamente el genial Juan Sebastián Bach transcribió varios de sus conciertos para el clave, sino que también los tomó como modelos para sus famosos conciertos Brandenburgueses.
Las bellas melodías de su inagotable inspiración y la plasticidad armónica de estas obras han hecho que aún hoy, a más de doscientos años de su muerte, se interpreten en todo el mundo con un éxito cada vez más rotundo.
Salón de la Piedad donde se realizó un concierto de gala en 1739 en honor del Príncipe Federico Christian de Polonia. Durante el mismo, Vivaldi interpretó sus composiciones y fue muy aplaudido. |
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Las cuatro estaciones
Cada uno de los conciertos que componen esta célebre obra de Antonio Vivaldi está basado en los sonetos que un poeta escribiera para cada estación del año. ¿Quién fue este poeta desconocido? Hay quienes aseguran que las poesías podrían pertenecer al mismo Vivaldi. La orquesta, con efectos musicales descriptivos, imitando a la naturaleza, va sugiriendo, a lo largo de la obra, truenos, viento, un reloj de cucú, una manada de ovejas y ladridos de perros.
El dedicado a la Primavera es el primer concierto donde Vivaldi, con genial maestría, sin necesidad de la palabra como la ópera, describe el maravilloso clima festivo de la esperada estación.
En cuanto al concierto dedicado al Verano, como en los anteriores casos está inspirado en un soneto, pero he aquí que en una de las partituras originales para violín se encontró ese soneto escrito de puño y letra de Vivaldi, lo que dio origen a pensar, y con razón, que bien pudo ser el desconocido poeta autor de esos sonetos.
El Otoño pinta la alegría de los campesinos por la cosecha abundante, y la inocente embriaguez de los nobles labriegos está representada por el tema musical que sugiere la orquesta y que luego recoge, en todo su esplendor, el violín solista.
El Invierno representa la alegría de correr descalzos por la nieve, deslizándose en ella, pero teniendo no muy lejos una abrigada hoguera, Este concierto fue dedicado al conde de Marzin.
La Primavera fue el primero de los cuatro conciertos dedicado a las estaciones. Basada en un poema, la música describe el clima festivo primaveral. |
El Otoño evoca la alegría de los campesinos por el feliz resultado de la cosecha. |
Como los otros cuatro conciertos, El Verano fue inspirado en un soneto de autor desconocido, pero muchos creen que fue el mismo Vivaldi. |
El Invierno no traduce tristeza como podría esperarse, sino la alegría de patinar sobre la nieve. |
Sus últimos meses...
Vivaldi abandonó Venecia en agosto de 1740 y se dirigió hacia Viena. A partir de ese momento, ya nadie más lo vería. Había recibido cincuenta mil ducados, pero su excesiva y noble prodigalidad hizo que terminara sus días en la miseria.
Nada se supo de él, y solo en 1938 los historiadores e investigadores de su vida supieron que Vivaldi había muerto en casa de la familia Satler, en la parroquia de San Esteban, y había sido enterrado en el cementerio del Hospital Burger.
Dicho hospital fue demolido, y jamás fueron hallados sus restos y su tumba, pero nos han quedado de él, y para siempre, el mensaje de su genio y su sensibilidad de artista, un mensaje y una presencia con los que no han podido ni la piqueta ni el tiempo.
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Texto digitado, original de El Libro Gordo de Petete (García Ferré), Argentina, págs. 1436 a la 1439