En la ciudad italiana de Verona, a orillas del río Adigio, nació el 22 de agosto de 1862, quien habría de ser un serio competidor de los más famosos autores de novelas de aventuras: Emilio Salgari.
Decir hoy su nombre es recordarse de de "El Corsario Negro", "Los Piratas de malasia", "El Tigre de Monpracén" y tantas otras obras que han entusiasmado, y entusiasman aún, a muchos jóvenes lectores.
Entre los muros y vetustos palacios de la antigua y noble ciudad de Verona creció el muchachito, hijo de una familia modesta. Su vida estuvo ligada en más de un aspecto al lugar de su nacimiento, donde permanecieron sus mayores cuando él se alejó y adonde volvió después de su primer viaje cuando quiso abandonarlo todo por las aventuras.
Cursados los estudios elementales, y entrado apenas a la adolescencia, decidió que, para quebrar la monotonía ciudadana -Verona se mantenia muy apegada a las antiguas normas-, ingresaría a un diario y probaría suerte como periodista.
Lo atraía la profesión de lo imprevisto, de la acción y la rapidez, tanto en el hacer como en el pensar. Y consigue destacarse como cronista de temas diversos.
Leía, como todos sus jóvenes amigos, novelas de aventuras, de viajes y experiencias en tierras lejanas. Pero a diferencia de lo que pasaba con sus compañeros, que volvías después de la lectura a la vida cotidiana, reconfortados por los viajes imaginarios, pues él quería hacerlos reales.
CAPITÁN A LOS DIECIOCHO AÑOS
Para cumplir su propósito, como era un joven consciente de lo que se proponía, comunicó a su familia que dejaría por el momento el periodismo y estudiaría la carrera náutica.
Hubo resistencias, y hasta amenazas, pero él logró convencer con sus argumentos -y su decisión inquebrantable-, y al poco tiempo se encontraba siguiendo los cursos especializados.
A medida que avanzaba en los conocimientos -y a medida que se volvía ducho en la práctica- veía que el momento de emprender las aventuras deseadas se acercaba.
Por eso concluyó pronto los estudios y pudo anunciar que la hora de embarcarse, para el primer viaje, había llegado.
Tenía tres años más que el "Capitán de quince años" de la novela de su admirado Julio Verne cuando fue nombrado capitán de altura, que es algo así como el que sabe comandar en alta mar.
UN PERSONAJE EN SU PROPIA OBRA
Pues sí, se convirtió en un personaje en su propia obra. Esa obra que no estaba lejana en el tiempo y que habría de comenzar pronto, ahí mismo, en los barcos y durante las largas travesías...
Vivió las más extraordinarias aventuras.
Los vientos de casi todos los mares hincharon las velas de los navíos que se le confiaron, en misiones comerciales y de transporte. A veces - y esto significaba un triunfo total del viaje, que tenía por objetivo la búsqueda de la emoción, los itinerarios seguidos obedecían al capricho del capitán.
Tal como a muchos de sus personajes inolvidables -Sandokán, el Capitán Tormenta, Yañez, Tremal-Naik o el Corsario Rojo-, las peripecias de un largo viaje como el que hacía iban sucediéndose una tras otras, llenándolo de alegría.
Tantos fueron los hechos que en mares y tierras lejanas le tocó protagonizar, que pensó contarlos por escrito, y así -en la estrecha cabina bamboleada por las olas, o en cubierta, tostado por el sol y azotado por el viento-, comenzó a dar forma a sus primeros cuentos y novelas.
LOS MISTERIOS DE LA JUNGLA NEGRA
De vuelta a Verona, publicó en un diario, en forma de folletín, su primer trabajo, al que le dió el título de "Los amores de un salvaje". La novela llamó de inmediato la atención; aún más, gustó a una gran cantidad de lectores. Esta acogida y la certeza de estar cumpliendo el mandato de su vocación verdadera lo llevaron a reunir en un volumen los capítulos dispersos y a darlo a conocer con el nombre -ahora inseparable del de Emilio Salgari- de "Los Misterios de la Jungla Negra".
El éxito del libro fue consagratorio. El ex capitán de altura sería en adelante un escritor, y uno de los más solicitados en su género: la novela de aventuras.
Aquella publicación ocurrió en 1896. Podemos decir que en ese año se inicia para la literatura, la historia de un creador incansable, fecundo, que dio vida a una galería de héroes de cálida humanidad, envueltos para la memoria de sugestivas aventuras.
UN ÉMULO DE JULIO VERNE
Durante veinticinco años seguidos, escribió Emilio Salgari, produciendo sin cesar, una tras otras, todas sus obras.
Entre sus muchos libros merecen citarse "A la conquista de un imperio", Cártago en llamas", "Los corsarios de las Bermudas", "El Corsario Negro", "El Corsario Rojo", "El León de Damasco", "Los piratas de la Malasia", "Los dos tigres", "La capitana del Yucatán", "La reconquista de Mompracén", La venganza de Yañez" y "El Tigre de Mompracén".
De la escuela de Julio Verne, el creador francés, y de Mayne Reid, el inglés, Salgari tuvo mayor expresividad al alcance de la comprensión juvenil, y es por esto, tal vez, que su gran público lo forman legiones de adolescentes.
Fue, quizás, menos culto que los autores previamente nombrados, pero su imaginación casi no tuvo limites al concebir tramas y peripecias para sus invencibles protagonistas.
En vida, sus novelas se hicieron famosas en toda Europa, dándole gran popularidad. Sin embargo, este éxito acabó por minar sus fuerzas y por arrastrarlo, primero, a una peligrosa misantropía y, después, a tan grande desesperación, que acabó por poner fin a su vida el 25 de abril de 1922, en Val de San Marino, cerca de Turín.
Quedaba detrás de él todo un mundo de aventuras que, más que a un idioma y a una literatura, pertenece a la humanidad.
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Bibliografía: Emilio Salgari. Un creador de mundos de aventuras. El Libro Gordo de Petete, García Ferré, Argentina, págs. 1481 a 1483.
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